El término Bioética fue propuesto en 1971 por Van Rensselaer Potter para referirse a la disciplina que combina el conocimiento biológico y los valores humanos: la ciencia de la supervivencia y puente hacia el futuro. Potter pensaba que la bioética era una nueva cultura, el encuentro necesario entre la vida y los valores; entre las ciencias y las humanidades.
El vocablo Bioética, adaptado al ámbito de la salud y la tecnología, es definido como: El estudio sistemático de las dimensiones morales (incluyendo visión moral, decisiones, conductas y políticas) de las ciencias de la vida y de la atención a la salud, mediante el empleo de una variedad de metodologías éticas en un contexto interdisciplinario.
En el Informe Belmont -elaborado por la Comisión Nacional para la Protección de Personas Objeto de la Experimentación Biomédica y de la Conducta- se encuentran los principios bioéticos, que son:
- Respeto por la autonomía: capacidad de decisión de las personas sobre la elección de tratamientos y acceso a la información clínica.
- Beneficencia: considera la evaluación sobre las ventajas de los tratamientos y los beneficios otorgados a los pacientes.
- No maleficencia: obliga a los profesionales a no hacer daño ni poner en riesgo al paciente.
- Justicia: garantiza equidad en atención, costos y beneficios.